Patologías tratadas por la Unidad de Tratamiento del dolor
Unidad especializada en el diagnóstico y tratamiento del dolor crónico de cualquier causa y origen y que no responde a la medicación analgésica habitual.
Cefaleas y migrañas
La cefalea es la afectación que comunmente conocemos como dolor de cabeza. Según la Organización Mundial de la Salud, es uno de los trastornos más frecuentes del sistema nervioso, y se calcula que a nivel mundial afecta al 50% de la población adulta. Al dolor de cabeza recurrente e intenso se le denomina también jaqueca o, migraña si se acompaña de fuertes impactos de dolor en alguna zona concreta de la cabeza, y de náuseas. Por lo general, además, en un episodio de migraña, especialmente si perdura durante varias horas, la luz suele molestar mucho a la vista.
Una vez determinado el tipo de dolor, la periodicidad de su aparición y su intensidad y duración, además de la zona a la que afecta especialmente, o si este irradiara más allá de la cabeza, un especialista deberá estudiar la causa concreta para determinar su correcto tratamiento.
Dolor de columna vertebral (cervical, dorsal, lumbar y sacro)
El dolor de espalda, en términos generales, es uno de los que llevan más habitualmente a las consultas médicas en nuestra sociedad. La tensión muscular, debida a malas posturas que se adoptan día tras día, sobrecarga levantando pesos o forzando nuestra posición de manera continuada, es una de sus causas. Pero es tal la complejidad de nervios, músculos y vértebras involucrados en este mástil sobre el que nos sostenemos en pie, la columna vertebral, que el dolor puede ser síntoma de muchas y diversas causas, que incluyen el desgaste óseo, hernias en los discos que separan las vértebras o patologías más severas. Entre estas últimas está la artrosis de columna –espondiloartrosis-, que viene dada por la degeneración de los cartílagos de los discos vertebrales.
Las zonas lumbar y cervical son las que refieren más dolor de toda la columna. Ello se debe, en gran parte, a que son las regiones de más movilidad.
Dolor cervical
Las primeras vértebras de la columna configuran la zona cervical, por la que pasan las conexiones esenciales para la vida, que llevan la información del cerebro al resto del cuerpo y viceversa, así como el oxígeno, a través de la sangre. Por ese gran tránsito informativo y por la gran movilidad que damos en nuestra vida diaria a esa zona, las cervicales acostumbran a presentar dolor en muchas personas. Malos gestos, sobrecargas musculares y la tensión muscular, en la que los músculos se retraen –muy a menudo por altos niveles de estrés- son algunas de las principales causas de la cervicalgia, el dolor en la zona cervical. En ocasiones, la cervicalgia puede ir acompañada de dolor de cabeza y mareo.
El dolor cervical puede darse, como decimos, en partes blandas, como músculos –ligamentos, discos y nervios-, y también en articulaciones del cuello y en esas vértebras más altas que son las que tienen mayor movilidad, especialmente las identificadas como C-4, C-5 y C-7.
Dolor dorsal
Cuando el dolor se localiza en el dorso de la columna, la zona más central de la espalda propiamente dicha, hablamos de dorsalgia. No es tan frecuente como el dolor lumbar y cervical, entre otros motivos, porque en la zona dorsal no se concentra tanto movimiento como en la parte superior –cuello- e inferior –lumbares-. Pero a quienes les afecta la dorsalgia pueden sentir dificultad para mover la espalda, dolor de cabeza y mareos. En este tipo de dolor que, cuando se percibe muy fuerte incluso puede llegar a bloquear el movimiento –literalmente, quedarse clavado-, una sobrecarga, al levantar peso, o una posición demasiado forzada y brusca, pueden ser su causa.
Dolor lumbar
Lumbalgia o lumbago son los nombres que utilizamos para referirnos al dolor en la zona baja de la columna, sobre las denominadas lumbares o región lumbar de la espalda, aquella que cubre los riñones. También en este caso, el dolor puede deberse a un malestar o disfunción de las articulaciones, ligamentos, nervios o músculos involucrados en el correcto funcionamiento y posición de la columna vertebral. Puede sentirse tan solo en la zona lumbar, o ampliarse hacia glúteos y piernas, como en el caso de la ciática, que se siente como una descarga eléctrica que desciende hasta más abajo de la rodilla, pero que tiene su origen en la región lumbar de la columna vertebral.
El dolor lumbar se ve incrementado con el paso de los años, puesto que, por lo general, con la edad se van desgastando tanto las articulaciones como las vértebras. La aparición de osteoporosis, que debilita los huesos –porque los va desnudando-, se relaciona mucho con el dolor lumbar. También la progresiva reducción de la actividad física, incluso la movilidad de la zona lumbar, contribuye a aumentar el dolor en esa zona.
La curvatura de la columna, la mala posición –desplazamiento- de alguna de sus vértebras, como predisposición genética o anomalías congénitas, o bien debido a un accidente, suelen ser causa de dolor lumbar. Y, al igual que en el resto de dolores que implican o se localizan en la columna, las malas posiciones y sobrecarga tienen también su responsabilidad en el dolor lumbar.
Dolor sacro
En la zona inferior, la base de las vértebras lumbares, tenemos el hueso sacro. Esta estructura ósea, justo al final de la columna, tiene en su extremo más bajo las últimas vértebras de la columna, de tamaño menor que el resto que configuran el hueso conocido como cóxis. Es lo que queda de lo que había sido el inicio de la cola, en los animales que algún día fuimos, antes de la evolución de la especie humana en la que el cuerpo quedó erguido y la cola desapareció.
La estructura del sacro está conectada a los huesos de la pelvis por las articulaciones llamadas sacroilíacas. La inflamación de dichas articulaciones –sacroilitis- es origen de dolor, un dolor que se expande por los glúteos próximos o hacia la parte baja de la espalda, aunque también puede alcanzar una o ambas piernas.
A parte de una lesión repentina en la zona por un golpe fuerte, en una caída, por ejemplo, el desgaste natural de las articulaciones sacroilíacas –artritis- puede causar dolor en la zona del sacro. Durante el embarazo, toda esa región también se ve afectada por la preparación natural al parto, en la que las articulaciones de la pelvis se destensan para dejar pasar al feto, a la vez que deben cargar más peso, especialmente las últimas semanas de la gestación.
Dolores articulares (hombro, sacro-ilíaca, cadera, rodilla …)
La articulación es la estructura que comprende la unión de los huesos, mediando entre ellos cartílagos que permiten la movilidad. Hablamos de articulaciones sinoviales cuando en ese conjunto, denominado cavidad articular, también hay una membrana que contiene el líquido sinovial, que lubrica y evita así la fricción entre huesos al ejercitar la articulación, además de nutrir al cartílago. La mayor parte de las articulaciones de las extremidades inferiores son de tipo sinovial, e incluyen todos estos elementos.
El dolor que puede sentirse en las articulaciones, denominado artralgia, puede tener diferentes orígenes. Puede proceder de los músculos, los tendones o los ligamentos, y puede que el dolor se manifieste tan solo cuando se mueve la articulación, o que persista también en situación de reposo.
Hablaremos de bursitis cuando se inflama el contenedor del líquido sinovial, que puede suceder en cualquier articulación. Y a la tendinitis nos referimos cuando el origen de la inflamación está en un tendón. A la inflamación de la articulación en su conjunto la denominamos artritis. No es, en cambio, debido a una inflamación, la artrosis. Se trata, en este caso de una enfermedad de las articulaciones, debida al deterioro y degeneración de las mismas.
Hombro
La articulación gleno-humeral, conocida como hombro, es donde se unen la clavícula, el húmero y la escàpula –omóplato-. Músculos, tendones, cartílago y la bolsa sinovial hacen su juego a la hora de articular el hombro, que es la articulación con más movilidad de todo el cuerpo. Los tendones y músculos agrupados en la articulación del hombro configuran el manguito rotativo. Realizar movimientos repetitivos, en determinadas tareas laborales o pràcticas deportivas, pueden llevar fácilmente a la fatiga muscular o tendinosa, causando una inflamación de estos tejidos y dando lugar a dolor y, algunas veces, hinchazón. Sobrecargar músculos o tendones del hombro también son causa frecuente de dolor, así como la inflamación de la articulación de la bolsa que contiene el líquido sinovial, la patología que ya hemos nombrado, denominada bursitis.
La fractura de alguno de los huesos del hombro, un desencaje fortuito entre ellos –en algunas personas es muy frecuente la desubicación del hombro- o bien el roce, durante la maniobra del movimiento, con alguna prominencia ósea también causaría dolor.
Hay que considerar, igualmente, la posibilidad de que el dolor que se siente en el hombro provenga de otras zonas próximas, pero externas al hombro. El dolor puede irradiar de alguna afectación de cualquiera de los nervios, tendones o músculos del brazo –como el bíceps-, o el cuello.
Sacroilíaca
El sacro es un conjunto de cinco vértebras ubicadas al final de la columna vertebral, en forma de pirámide invertida. Está conectado al ilion, que es el hueso más grande de la pelvis, al que se conoce también con el nombre de hueso-ilíaco. Debido a su ubicación, conectando la columna con las extremidades, a través de la pelvis, es toda una estructura que soporta una carga importante. Ligamentos, músculos y nervios a su alrededor, debido a movimientos incorrectos, malas posturas o sobrecarga por el estrés de actividad, pueden inflamarse e irradiar dolor a la zona lumbar y a la pierna. El sobrepeso, alguna fractura o desencaje de alguna de las partes de la articulación sacroilíaca también pueden añadir motivos para sentir dolor.
Cadera
En el caso de la cadera, sucede igualmente que es una articulación que soporta el peso de toda la columna y tronco, y presenta, además, numerosas conexiones de tendones y músculos, huesos, cartílagos y nervios. Una de las causas más frecuentes de dolor en la cadera es el propio desgaste de los huesos por la edad. Por ello la población de mayor edad es quien acostumbra a padecer más dolor en esta zona y precisar, incluso, una prótesis para substituir el desgaste óseo. El dolor se puede sentir muy localizado en la articulación de la cadera o en su entorno más próximo, o también puede irradiar desde o hasta la parte inferior de la espalda, toda la región lumbar, y lo mismo hacia la parte superior de las piernas, incluso alcanzando las rodillas.
Rodilla
Es otra de las articulaciones que presenta dolor muy frecuentemente y, en este caso, a cualquier edad. Desde una mala posición del pie al caminar o pisar accidentalmente un desnivel inapropiado, se puede desencajar alguno de los huesos de la articulación de la rodilla.
Las rodillas soportan prácticamente todo el peso del cuerpo, y suman, además, el movimiento constante al caminar, correr o practicar, especialmente determinados deportes. El propio sobreuso de la articulación rodillar puede ser la causa de un desgaste de alguna de sus estructuras osteomusculares, ligamentosas o tendinosas.
Dolor isquémico
Cuando el flujo sanguíneo no alcanza algún órgano o zona del cuerpo, no llega ni el oxígeno ni los nutrientes necesarios para la correcta alimentación de las células encargadas de regenerar el propio tejido. A este problema se le denomina isquemia, una situación que es la causa del dolor isquémico. Es un dolor intenso y punzante, que puede ocasionar ardor. Una mala circulación en las piernas puede provocar dolor en ellas por esta falta de irrigación y, por tanto, de aporte de oxígeno y soporte para las células.
Dolor neuropático
La neuropatía es la enfermedad del sistema nervioso, que es el conjunto de vías nerviosas, fibras en forma de cordón por las que se produce la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Por los nervios circula la información sobre anomalías o alerta de estas, como el propio dolor.
Es un dolor que se acostumbra a sentir como punzadas, sensación de quemazón o de adormecimiento de la zona afectada o bien hormigueo que, además, por el efecto de cualquier pequeño roce sobre la piel hace sentir un fuerte dolor, inexplicable por el propio estímulo, sino por la anomalía, lesión o inflamación de las vías nerviosas.
Dolor oncológico
La oncología es la especialidad médica que estudia y trata los tumores, la concentración de células de crecimiento o multiplicación anómalos, que deriva en una masa que puede ser maligna, y a la que nos referiremos como cáncer. Sea por el propio engrosamiento de dicha masa celular, que sea tan grande que pueda presionar tejidos u órganos próximos, o por la disminución de la inmunidad que causa la enfermedad del cáncer, directamente o como consecuencia de los tratamientos para revertirla, puede aparecer dolor. Es un dolor que se suele sentir en los huesos, especialmente.
El dolor oncológico también puede deberse al desarrollo de otras patologías por la progresión de la enfermedad de cáncer.
Sea cual sea la causa, el dolor oncológico puede, y debe, ser tratado para hacer más llevadero, no solo esa molestia continua, sino todo el conjunto del proceso oncológico.
Fibromialgia
La fibromialgia es una enfermedad crónica, cuya causa se desconoce con exactitud, pero cuyo síntoma más característico es el dolor musculoesquelético. La fatiga también está presente en las personas que sufren esta afección. La dificultad para vencer totalmente el dolor hace que en muchos casos la depresión aparezca.
Una completa anamnesis y exploración física, para localizar bien cada punto o zona de dolor, ayudarán a los profesionales a descartar otras posibles afecciones o enfermedades y diagnosticar la fibromialgia.
Lumbalgia secundaria a cirugía de columna
Después de haber pasado por una operación de columna, es frecuente que cierto dolor aparezca, o persista. De ahí que a este dolor se le identifique como ‘síndrome de cirugía fallida de espalda’. La reaparición de hernias –desplazamiento fuera de su ubicación correcta de un órgano o parte de él (recidiva herniaria) puede ser la causa de ese dolor tras la intervención. Pero cómo el cuerpo de cada persona lleva a cabo de manera natural la cicatrización de la zona intervenida también influye en la aparición o no de dolor. Y, no por error quirúrgico, sino debido a la propia operación, inevitablemente se dañan o traumatizan ligamentos, músculos o huesos para poder intervenir, y todo ello puede dejar ciertas secuelas de dolor, muy comunmente en la zona lumbar.
Neuralgia post-herpética
Un herpes es una erupción en la piel. Aparece en un punto y se puede llegar a expandir de manera notable por una extensa zona cutánea sobre la que se siente escozor. En su variante zóster, el herpes se debe a la inflamación de diversos ganglios nerviosos y, sobre la piel, aparece sarpullido y ampollas. El herpes zóster es una enfermedad vírica e infecciosa, causada por la aparición del virus de la varicela.
Al dolor que surge una vez se ha sufrido un episodio de herpes zóster, se le conoce como ‘neuralgia post-herpética’ y se la considera una complicación del propio herpes. Puede llegar a sentirse más allá de los tres meses después de haberse curado el herpes zóster. Es un dolor caracterizado por una hipersensibilidad al tacto, que hace que solo rozando la zona suavemente se sienta dolor, además de picor y entumecimiento.
Neuralgias periféricas y neuropatía diabética
El exceso de glucosa en el organismo puede llegar a dañar los nervios del cuerpo, con mayor incidencia en los de las piernas y pies. El dolor que se desprende de la afectación de los canales nerviosos se denomina neuralgia. Es un dolor agudo que se siente en todo el recorrido nervioso y en algunos casos llega como descargas eléctricas y sensación de hormigueo, que puede ir acompañado de debilidad muscular.
Cuando ese dolor es debido a la afectación del exceso de glucosa, hablamos de neuropatía diabética, es decir, una enfermedad del sistema nervioso derivada de la diabetes, o una de sus posibles complicaciones. Dado que se ven afectados los canales nerviosos, que recorren todo el cuerpo porque llevan la información desde y hasta el cerebro y desde la médula espinal, el dolor puede repercutir en problemas en los vasos sanguíneos, el corazón, las vías urinarias o en los intestinos.
Pero hay muchas otras causas que dan lugar a las neuralgias periféricas, como infecciones, lesiones o traumatismos, tumores, o bien un componente hereditario. Como el principal involucrado en este dolor es el nervio, canal de comunicación de órdenes y alertas al cerebro, la neuralgia puede hacer que las funciones de órganos como la vejiga, o incluso el corazón no actúen como les correspondería.
Poliartrosis
La artrosis es una enfermedad degenerativa, puesto que se debe al desgaste de las articulaciones, en concreto puede originarse en el cartílago, necesario para la correcta movilidad y funcionalidad de las articulaciones. El cartílago cubre los huesos para que estos no rocen entre sí, y que en la acción del movimiento se mantengan y se deslicen correctamente. Cuando se sufre artrosis, el dolor se siente tanto en movimiento, como en reposo. Hablamos de poliartrosis cuando dicho dolor afecta a cuatro o a más articulaciones a la vez.
Síndrome de dolor regional complejo (distrofia simpática refleja)
Haber pasado por una cirugía o lesión, un ataque al corazón o un accidente cardiovascular pueden dejar como secuela dolor crónico en la zona. El dolor se suele localizar en un brazo, pierna, mano o pie. Es un dolor difuso pero intenso y continuo, que se conoce como ‘síndrome de dolor regional complejo’, también llamado ‘distrofia simpática refleja’. La zona donde se siente el dolor puede llegar a hincharse y enrojecer, así como dar lugar a rigidez y espasmos o dificultad para la movilidad de la extremidad afectada.