La revolución de la píldora
En 1968, el cuerpo facultativo de la clínica del Dr. Corachan contaba ya con un total de veintiún médicos. A lo largo de su historia, bastantes de estos profesionales legaron a sus hijos, y en algún caso también a sus nietos, servicios que habían nacido y se habían consolidado en Clínica Corachan. Así ha sido como las sagas de médicos han ido ayudando a escribir la historia de la clínica. Y en la junta de accionistas celebrada el día 15 de octubre de 1968, se produjo un cambio conceptual: a partir de entonces, los médicos pasaron a tener el control de la gestión de la clínica, en lugar de hacerlo como hasta entonces familiares del fundador que no eran médicos.
Uno de sus cofundadores, que acompañó al Manuel Corachan desde el inicio de este proyecto, fue Ramon Casanelles Ibarz (Barcelona, 1903-1986), ginecólogo a quien acabaron llamando siempre Casanelles padre porque su hijo, Ramon Casanelles Salvans (Barcelona 1942-2015) también se formó y trabajó como ginecólogo. Fue precisamente Casanelles hijo quien protagonizó una interesante etapa en la clínica, porque fue el obstetra que introdujo la planificación familiar en Clínica Corachan. Ramon Casanelles Salvans era una persona de carácter fuerte y desafiante, y fue un gran impulsor de los métodos anticonceptivos que ofrecía a todas las mujeres abiertamente. Su actitud, en este sentido, y teniendo en cuenta el contexto de los años setenta, fue absolutamente insólita. La aportación de Casanelles Salvans, en cuanto a innovación y modernización del mundo, con la incorporación de la mujer al trabajo, se puede equiparar al trabajo de los hermanos Josep Maria y Santiago Dexeus i Trias de Bes, que aportaron a la ginecología catalana y española una serie de retos científicos que cambiaron el panorama de la especialidad en varios aspectos, entre ellos, el uso de los anticonceptivos.
De este modo, se puede decir que Casanelles hijo marcó a toda una generación de mujeres a las que, a mediados de los años setenta atendía en su consulta en Clínica Corachan para que les prescribiera pastillas anticonceptivas. Su libro Cómo evitar el embarazo (La Gaya Ciencia, 1977), fue un éxito de ventas.
Aquello que significó una auténtica revolución en aquel momento, tuvo que codearse, sin embargo, con la desesperación de las monjas que ayudaban a Ramon Casanelles Salvans. A su consulta acudía clientela de lo más progresista, y a todas las mujeres que lo deseaban, Casanelles administraba la píldora anticonceptiva.
Por la clínica circularon los pacientes más variopintos, como deportistas, científico o artistas como Salvador Dalí, que, como muestra de agradecimiento por cómo fue atendido en 1971, regaló al Dr. Pi Figueras un dibujo firmado que representaba a Don Quijote de la Mancha, una obra que el Dr. Pi Figueras, al jubilarse, cedió a Clínica Corachan, que es donde en la actualidad se conserva.