Puede ser debida al consumo de alcohol, entonces se llama esteatosis hepática alcohólica, o de etiología no alcohólica por disfunción metabólica (MAFLD/NASH), es decir, la patología no está relacionada con el consumo abusivo de alcohol pero si con las  diferentes enfermedades metabólicas más comunes (ej. Diabetes, Hipertensión Arterial, Dislipemias, Obesidad y Síndrome Metabólico). En este caso, la padece aproximadamente un 25% de la población española.

¿Cuáles son los sistemas que ayudan a detectarlo?

• Ecografía: apta para detectar la acumulación de grasa en el hígado.
• Analítica: cuando las enzimas hepáticas y las del lipidograma están alteradas, se puede ver en la sangre.
• Fibroscan®: una máquina especializada en ultrasonido de hígado. Sirve para medir la fibrosis (las cicatrices) y la esteatosis (los cambios grasos) del hígado. Los cambios grasos ocurren cada vez que se acumula grasa en las paredes del órgano.

Hay diferentes factores que influyen en la aparición y en la progresión del hígado graso, como:

• Hipertensión.
• Resistencia a la insulina.
• Sobrepeso y Obesidad.
• Dislipemia: elevación de las concentraciones plasmáticas de colesterol, triglicéridos o ambos.
• Síndrome de ovario poliquístico.
• Psoriasis.
• Enfermedades metabólicas e inflamatorias intestinales (Ej. Enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa).

Además se sabe que la presencia de MAFLD se asocia a la aparición de patologías metabólicas (ej. Diabetes) y cardiovasculares (Ej. Hipertensión) con una incidencia acumulada a 5 años de entre el 4-15%. Principalmente en paciente con fibrosis hepática.

Es por ello que resulta importante realizarse analíticas de sangre anualmente, además de seguir una dieta equilibrada y saludable, ya que, al contrario, puede favorecer la aparición de estas patologías.

¿Cuáles son los síntomas?

En las fases iniciales de la enfermedad, no se muestran síntomas, por lo que es difícil poder detectarlos. Cuando la enfermedad avanza, aparecen señales de forma directa o indirecta del mal funcionamiento hepático:

• Fatiga y debilidad.
• Dolor leve o sensación de llenura en el área abdominal derecha o central.
• Hinchazón abdominal.
• Bazo inflamado.
• Niveles elevados de enzimas hepáticas.
• Niveles elevados de insulina y triglicéridos.

La enfermedad puede revertirse si se controla en una etapa temprana, por eso es importante escuchar a tu cuerpo y estar atent@ a los síntomas, además de seguir una dieta saludable y realizar actividad física.

Te recomendamos que controles los factores de riesgo cardiovascular asociados (tensión arterial, colesterol, azúcar) y evites hábitos tóxicos, como el tabaco o el alcohol.

La enfermedad del hígado graso puede evolucionar a cirrosis y enfermedades malignas hepáticas, por lo que te recomendamos que realices revisiones anuales para detectar a tiempo esta patología y cualquier otra. Tu médico de referencia te acompañará y aconsejará durante todo el proceso y tratamiento. En Clínica Corachan, contamos con una unidad de metabolismo con Fibroscan®, especializada en esta patología, donde te ayudarán a detectar a tiempo la enfermedad y te acompañarán en el tratamiento.