1. Hidrátate: en verano, a causa del calor y el sudor, es más fácil deshidratarnos. No esperes a tener sed, consume regularmente líquidos, en especial agua y zumos naturales.

2. Protege tus ojos: de la misma manera que protegemos nuestra piel con cremas, es fundamental proteger nuestros ojos con unas gafas de sol, lentes de calidad que bloqueen el máximo los rayos UV.

3. Cuida tu alimentación: Consume alimentos que aporten agua a nuestro organismo, como frutas y verduras, extremando su higiene para evitar posibles intoxicaciones alimentarias. Y limita el consumo de alcohol.

4. Evita la exposición solar en las horas centrales del día: entre las 12h y las 16h.

5. Utiliza protector solar: no solo te protegerá ante quemaduras, sino también de los rayos solares dañinos que pueden causar cáncer de piel. Si tras un día de playa o piscina, notas que tu piel está enrojecida o tienes sensación de cansancio o mareo, consulta con tu médico ya que podría tratarse de una insolación.

6. No te dejes puesto el bañador húmedo. La humedad favorece el crecimiento de las bacterias que provocan cistitis o infección del tracto urinario.

7. Duerme entre 7 y 8 horas diarias: descansar de forma óptima es imprescindible para un correcto funcionamiento del organismo.

8. Practica ejercicio físico al aire libre: lo más conveniente es realizarlo en las primeras horas de la mañana o el atardecer.

9. Lávate las manos con frecuencia: y mantén una higiene correcta en la cocina. Las gastroenteritis y la salmonella son las intoxicaciones más comunes en esta época del año.

10. Evita golpes de calor cubriéndote la piel, la cabeza y los ojos con ropa, sombreros/gorros y gafas de sol. Además, también es necesario beber una cantidad considerable de agua, y bebidas isotónicas, evitando comidas pesadas de difícil digestión que aumentan la temperatura interna.

¡Feliz verano!