La salud masculina: ¿Qué chequeos deben realizarse los hombres a partir de los 40?
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Cuando decimos que un recién nacido tiene displasia de cadera queremos decir que la articulación no tiene la forma normal, en general porque no se ha desarrollado correctamente durante el embarazo.
La articulación de la cadera está formada por la cabeza del fémur (esférica) que encaja de manera perfecta en un hueco de la pelvis llamado cótilo, que tiene forma cóncava precisamente para abrazar la cabeza del fémur. En general, la displasia afecta al cótilo de manera que es pequeño o poco profundo, no sujeta suficientemente la cabeza del fémur y ésta puede salirse de su sitio.
La displasia puede ser de mayor o menor gravedad. En los casos más leves puede tratarse sólo de una inmadurez (cadera inestable), en casos más serios la cadera puede salir de su sitio cuando hacemos determinadas maniobras al explorarla (cadera luxable) y en los casos más graves la cadera está siempre fuera de su sitio (cadera luxada).
Se han identificado numerosos factores de riesgo que influyen en el desarrollo de una displasia de cadera, si bien destacan los siguientes:
Todos los recién nacidos deben ser explorados para descartar una displasia de cadera. El pediatra realiza unas maniobras con las piernas del bebé para comprobar si las caderas están en su sitio y si son estables.
Si la exploración es normal y no tiene ningún factor de riesgo de los descritos antes, consideramos que las caderas son normales.
Si la exploración es normal pero tiene tres o más de los factores de riesgo descritos antes, realizamos una ecografía para descartar completamente la displasia.
Si la exploración sugiere que la cadera está luxada o que es luxable, necesitaremos una exploración por ecografía para determinar la gravedad y el bebé deberá ser valorado por un especialista en ortopedia pediátrica para decidir el tratamiento más adecuado.
Todos los niños que presenten inestabilidad de cadera en la exploración o factores de riesgo como antecedentes familiares o presentación de nalgas deben ser controlados periódicamente.
La gran mayoría de caderas que presentan inestabilidad en la exploración, incluso aquellas que son luxables, se desarrollan normalmente y la displasia desaparece de forma espontánea durante las primeras semanas de vida. La conducta ante estos pacientes suele ser el seguimiento con ecografía para comprobar la evolución y sólo si no se resuelve se indica tratamiento con arnés.
Todos los niños que presentan una inestabilidad de cadera más allá de las seis primeras semanas de vida o una luxación completa, han de ser tratados mediante la colocación de un arnés que mantiene las piernas abiertas y, por lo tanto, las caderas orientadas al centro del cótilo. Esta postura estimula el crecimiento y la maduración del cótilo y hace que adquiera la forma y el tamaño correcto. Si la ecografía o radiografía de control muestra una correcta reducción, éste será el tratamiento definitivo y más del 90% de los pacientes curarán en el plazo de tres meses, que es el tiempo mínimo recomendado de tratamiento.
Si después de 3 semanas de tratamiento con arnés no hemos conseguido una reducción adecuada tendremos que plantear una nueva estrategia terapéutica: tracción, reducción bajo anestesia general e inmovilización con un yeso pelvipédico.
Finalmente, en los niños mayores de 18 meses, en los que no hemos conseguido una reducción con los tratamientos previos estará justificado un tratamiento quirúrgico: reducción abierta de la cadera.
Cuando el diagnóstico y el tratamiento se realizan durante los tres primeros meses de la vida, la evolución suele ser muy buena, desarrollan una cadera normal sin deformidades residuales y sin secuelas.
Contrariamente, cuanto más tarde se detecta y se trata la luxación, más difícil es el tratamiento y peores los resultados. Si persiste la luxación, la cojera será permanente.
Finalmente, cualquier deformidad residual de la articulación de la cadera originará un mal funcionamiento y se producirá un desgaste precoz que conducirá a una artrosis. Con el tiempo, la artrosis de cadera puede hacer necesaria una operación como colocar una prótesis de la articulación.
La luxación congénita de cadera tiene una predisposición familiar. Todos los nuevos hermanos han de ser evaluados de forma precisa desde el momento del nacimiento incluyendo un estudio ecográfico de las caderas.
Dr. César Galo García Fontecha
Especialista en Ortopedia Pediátrica
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